La Semana Santa granadina es una de las tradiciones más arraigadas en la ciudad y la que cuenta con mayor número de visitantes, por ello ha sido declarada de Interés Turístico Internacional. Treinta y cuatro cofradías realizan su salida procesional de Domingo de Ramos a Domingo de Resurrección.
Su gran característica es la valía artística e iconográfica de las imágenes que se procesionan, con tallas de Pablo de Rojas, José de Mora, Risueño o Torcuato Ruiz del Peral.
Otra seña de identidad de la Semana Santa granadina son sus escenarios. La Catedral, una joya de la arquitectura renacentista, de Diego de Siloé, es el centro de la parte religiosa. Pero durante las procesiones se pueden ver y recorrer entornos que le aportan un valor estético extra: el Albaicín, el Paseo de los Tristes, la Carrera del Darro y hasta la Alhambra.
Internacionalmente conocidas son las procesiones de los Gitanos, con la subida al Sacromonte de las imágenes entre saetas y hogueras; la del Silencio, en la que se apaga el alumbrado público de las calles por las que pasa; y la de la Alhambra, con su recorrido por el monumento nazarí y el paso por la conocida Puerta de la Justicia.
Además, la Semana Santa de Granada tiene una celebración única: el rezo a las tres de la tarde del Viernes Santo, la Hora Nona, en el Campo del Príncipe, donde se recuerda la muerte de Cristo ante la imagen pétrea del Cristo de los Favores. Miles de personas acuden a este lugar llamados por la tradición.
La parte religiosa y festiva se complementa con una gastronomía especial, con los tradicionales dulces (roscos, pestiños, leche frita, empanadillas) y los platos guisados con bacalao, imprescindibles en esta fiesta.