A muy pocos kilómetros de la capital granadina, Nívar se encuentra enclavada en el Parque Natural de Sierra de Huétor, en una zona de media montaña conocida como Sierra de la Yedra. El paisaje y el entorno natural de este municipio se conforma de masas de quejigos y encinas. El casco urbano de Nívar se levanta a 1.055 metros de altitud, sobre una colina con vistas panorámicas hacia el Peñón de la Mata y Cogollos Vega.
También en el municipio se encuentra el llamado Mirador de Granada. Desde él puede contemplar uno de los paisajes más espectaculares de la ciudad de la Alhambra y Sierra Nevada. Sus alrededores son ideales para la práctica de senderismo, parapente, cicloturismo y para los amantes de la fotografía. Enmarcados en su peculiar urbanismo serrano, destacan también en la localidad la Plaza de la Iglesia y el Balcón de Nívar, así como los vestigios arqueológicos que se pueden visitar en sus inmediaciones.
El topónimo de Nívar ha sido tradicionalmente relacionado con el general cartaginés Aníbal. En la época andalusí, se llamaba Hannibal o Hisn Nibal, que significaba “castillo de Nibal”. A pesar de su similitud, los expertos han negado la posibilidad de que un nombre derive del otro. Otra de las procedencias del topónimo es romano, Nívalis, que se traduce como cubierto de nieve.
Durante la época de asentamiento morisco se creó un sistema de riego en el municipio y fue una alquería. También se ha determinado la existencia de una fortaleza fronteriza en el llamado Cerro del Castillejo, popularmente conocido en el pueblo como ‘La Peña de Bartolo’.
Nívar tiene también su papel en la guerra de Granada, ya que fue uno de los accesos escogidos por los cristianos para entrar en Sierra Nevada. En este lugar acontecieron virulentos enfrentamientos. Tras la expulsión de los moriscos se produjo un despoblamiento de estas tierras y el posterior reparto de linderos y haciendas.
Entre su recetario tradicional son habituales los platos elaborados con productos de las matanzas caseras. La olla de San Antón, las patatas a lo pobre, las migas y las gachas son otras de las excelencias culinarias que se pueden degustar en Nívar.
De su repostería artesanal destacan los bollos de aceite, roscos de vino y pestiños. Otro de su dulce más conocido es la torta de manteca.