Huétor Vega se encuentra enclavado entre el valle del río Monachil y la llanura de la depresión granadina, en la “frontera entre la nieve y la vega”, como se ha acuñado popularmente. El municipio de Huétor Vega guarda en el interior de sus calles y espacios públicos el tipismo de los pueblos serranos. En el recorrido por la localidad, el viajero podrá contemplar las casas típicas de blanca fachada y techo de tejas.
La población es el inicio del antiguo Camino de los Neveros, la ruta de ida y vuelta que durante siglos recorrieron los arrieros encargados de transportar a lomos de sus caballerías el hielo de los ventisqueros de Sierra Nevada para el consumo diario de la capital granadina. Lógicamente hoy ya no se usa para tal fin, pero se ha recuperado como un bello camino para recorrer a pie, a caballo o en bicicleta y evocar la romántica tarea de aquellos esforzados hombres.
Aunque el topónimo los remite al período nazarí, los orígenes de Huétor Vega podrían remontarse varios miles de años atrás según parecen indicar los importantes hallazgos arqueológicos realizados en la población y en sus inmediaciones. Entre ellos destaca un ídolo de 5 centímetros perteneciente al período Eneolítico. También se han encontrado restos humanos y numeroso ajuar de un poblado argárico en el cerro de la Encina. Asimismo ha aparecido una estatua femenina que podría pertenecer al período íbero-romano. A la vista de estos yacimientos, sus primeros pobladores se enmarcan en la Edad del Cobre, en torno al 2700 a.C.
En este municipio los romanos construyeron villas y explotaciones agrícolas, mientras que los musulmanes levantaron alquerías. En esta época se denominó a la localidad Hins-Watha. Durante los más de 700 años que residieron en estas tierras, los árabes crearon una red de acequias que se preservan en la actualidad. Era un pueblo campesino que trabaja las tierras de secano con cultivos como los olivos, las vides y las moreras. Tras las capitulaciones y la sublevación morisca comienza el despoblamiento, al que se hace frente por mandato de Felipe II con la posterior repoblación mediante la venta directa de tierras a castellanos, aragoneses y levantinos.
Es en el siglo XVI cuando aparecen los primeros documentos escritos del municipio. En los siglos posteriores la población se dedica a la agricultura. En los últimos años, al igual que los municipios de su entorno, Huétor Vega ha experimentado un importante desarrollo urbano y demográfico, convirtiéndose en zona residencial.
Huétor Vega, con numerosos restaurantes y merenderos, es una de las localidades preferidas por los granadinos para salir a comer los fines de semana. Las reinas de las mesas son las habas frescas, que fritas con jamón constituyen uno de los platos más típicos de la gastronomía local.
Su gran tradición vitivinícola hace acompañar cada plato con los caldos que se elaboran en estos lugares, popularmente conocidos como “vinos de los neveros”. Además, en la zona de Huétor Vega se pueden degustar sabrosos embutidos y salazones. También son tradicionales en su buen hacer culinario recetas como las migas y el choto cocinado de múltiples formas.