El municipio de Huéneja se encuentra en el límite con la provincia de Almería. La población está asentada entre dos barrancos y compuesta por barrios y núcleos habitados como Cuevas, Estación y Huertezuela. Además de su patrimonio histórico, con atractivos como los baños árabes y la iglesia parroquial, su oferta turística se completa con las posibilidades que ofrece el entorno.
Y es que en sus inmediaciones destaca el paraje de Los Castaños, con una zona recreativa conocida bajo el nombre de Molino Bajo. Estos lugares son ideales para pasar un día en el campo, rodeados de castaños centenarios y otros ejemplares arbóreos propios de las faldas de Sierra Nevada. También se hallan varios nacimientos de agua con propiedades minero-medicinales. Brinda multitud de caminos y veredas para tener un contacto directo con la naturaleza, practicar senderismo y bicicleta de montaña.
El origen del municipio se remonta a tiempos prehistóricos, aunque no sería hasta la época medieval cuando sus pobladores dejaran testimonio de su estancia en estas tierras. De entonces procede su denominación toponímica, derivada del árabe wana’ya. Las versiones coinciden en que se traduce como “lira”, en alusión al arco de noventa grados que forma el tajo a cuyos bordes se asoma la localidad. De su época prehistórica se han encontrado varias copas pertenecientes a la cultura del Argar. Perteneció también el municipio a la Bastetania e incluso a la colonia romana de J.G. Acci.
De la época islámica destaca el asentamiento de pobladores procedentes de Yemen, según relatan diversos expertos. Además, de este período se reseña en múltiples fuentes y documentos la existencia de un castillo que se ubicaría dentro de lo que es hoy el municipio. Fue una alquería en la que tuvo estancia Boadbil, último rey nazarí de Granada, durante la sublevación mudéjar. De esta época han quedado los baños árabes, restos del castillo, y la base de las actuales acequias y molinos.
Durante la etapa morisca y de señorío, y tras la formación del Sened como señorío, Huéneja pasará a formar parte del mismo. Tiempo después dependerá del Marquesado señorial. Con la sublevación morisca, el municipio al igual que los de las inmediaciones sufre saqueos y derribo de monumentos. Una vez sofocado el levantamiento, se inicia el proceso de repoblación mediante la entrega de tierras de labor, casas y exenciones fiscales. Fue una época de gran movilidad demográfica.
La gastronomía se nutre de exquisitos y tradicionales platos como las migas y la olla de segadores. Algunas de sus especialidades culinarias son el caldo de pimentón, su pan de elaboración artesanal, potajes y calostros.
Es amplia y rica también su repostería, de corte morisco, que se conforma de dulces como el bizcocho, mantecados, panecillos, torta de chicharrones, almendrados y roscos de huevo.