Darro se ubica a 1.200 metros de altitud, en el corazón de Sierra Arana, desde donde se contemplan unas magnificas panorámicas de la cordillera Penibética. La localidad, que se enmarca en la Hoya de Guadix, tiene en su municipio uno de los yacimientos prehistóricos más antiguos e importantes de la provincia, la Cueva Horá. Este abrigo tiene forma de puente natural. Sus dos entradas ponen en comunicación la zona interior de la sierra con la depresión de Guadix, lo que a lo largo de la historia la ha convertido en lugar ideal para vigilar el territorio o acechar presas de caza. Estas características hicieron que fuera ocupada por el hombre hace al menos 30.000 años. Fue descubierta en 1925 por el alemán Obermaier y excavada tres décadas después por el suizo Spanhi y el español Pellicer. No será hasta la década de 1970 cuando se conozca su gran valor, ya que, según expertos arqueólogos, se ha demostrado la presencia del hombre neanderthalense y el asentamiento de la cultura musteriense. Se han encontrado utensilios de sílex y huesos de fauna variada, como ciervos, tortugas e, incluso, rinocerontes.
En la topología del casco urbano de Darro se mezclan los estilos arquitectónicos andaluz y manchego, fruto de la repoblación tras la rebelión de los moriscos, dando como resultado una curiosa conjunción de paisajes urbanos. Destaca además su fuente de 24 caños que goza de gran popularidad entre las gentes de este lugar. La actividad agrícola de este municipio se basa en el cultivo de los cereales y el olivo.
La zona sobre la que se asienta este municipio ha estado habitada desde el Paleolítico Inferior, la Edad del Bronce y el Neolítico. La existencia de fértiles tierras al borde de los ríos y de yacimientos de hierro y cobre favorecieron la presencia humana a través de los años. En sus yacimientos arqueológicos se han encontrado piezas de gran valor e importancia histórica que demuestran la existencia de dichos asentamientos prehistóricos.
El municipio ha sido conocido a lo largo de su historia como Harat Darro y Hadarro. Durante la época árabe no fue una población de gran relevancia y tras la conquista cristiana sufrió la expulsión de sus moriscos y la posterior repoblación con colonos de otras regiones.
En el siglo XVIII, el marqués de Ariza donó los terrenos donde se asienta su iglesia parroquial. De esta forma pasó a ser benefactor del pueblo. En los últimos tiempos, a su tradicional estructura urbana se ha unido el desarrollo por la falda del monte que lo flanquea al oeste con nuevas edificaciones.
Darro es un lugar de excelentes embutidos, como relleno, chorizo, morcilla y salchichón. De sus recetas más tradicionales, resaltan el cordero a la brasa y el choto cocinado de diversas formas. Entre sus dulces destacan las tortas de pringue y los roscos de huevo.