Municipio de interior y agrícola y a la vez costero y marino. Se puede disfrutar del turismo de sol y playa en la población de La Rábita, en el Mediterráneo, o practicar senderismo en parajes como la Majada de los Campos. Dar un paseo por las laberínticas calles del casco antiguo es impregnarse de historia. Se pueden contemplar edificios como la Casa de las Margaritas, donde se alojó el escritor granadino Pedro Antonio de Alarcón para escribir parte de su obra.
La Iglesia Parroquial de la Virgen del Rosario (también conocida como de San Patricio) es el monumento más emblemático de Albuñol. Su origen data de 1616 por el convento de San Gregorio e Iglesia Parroquial de la Virgen del Rosario, que se encontraban ubicados en el mismo lugar que ocupa hoy la Iglesia.
Albuñol destaca también por su belleza natural. Pasar unos días en esta localidad significa además tranquilidad y descanso. Muy especial es la playa Naturista del Ruso, cuyas limpias y cálidas aguas darán siempre una excelente acogida al visitante. En Albuñol existen también parajes montañosos, así como senderos, cuevas y otros atractivos ideales para el turismo rural y activo. Destaca la Cueva de los Murciélagos, yacimiento arqueológico del Neolítico. Ubicado en tan abrupto paraje que la senda que lleva hasta ella se conoce como la Ruta de las Angosturas.
El 17 de marzo Albuñol celebra, en honor de San Patricio, sus fiestas populares y patronales. El 25 de julio El Pozuelo celebra a Santiago Apóstol y La Rábita lo hace el 15 de mayo, en honor de San Isidro Labrador, y después el 8 de septiembre en honor a la Virgen del Mar. A finales del mes de octubre se celebra la Feria del Vino y la Tapa, donde visitantes y autóctonos se reúnen en torno a la tradición vinícola y gastronómica de la comarca.
La historia de esta población se remonta al Neolítico, como lo atestiguan los restos arqueológicos encontrados en la Cueva de los Murciélagos. Se trata de varios esqueletos con su ajuar funerario y restos de la indumentaria con la que estaban amortajados. Estos restos se conservaron durante un tiempo en el Museo Arqueológico Nacional y posteriormente se cedieron en parte al Museo Arqueológico de Granada. En cualquier caso, sólo se conoce documentación escrita de Albuñol a partir del siglo XV.
Este municipio es de probable origen romano y alcanzó su máximo esplendor en la época árabe-andalusí gracias a sus recursos agrícolas. Albuñol se convirtió en la capital del Gran Cehel o Gran Costa y estaba defendida por la fortaleza de La Rábita, hoy desaparecida. En el año 1505 don Luis Zapata adquiere el Señorío de Albuñol a doña Juana, hija de los Reyes Católicos, recibiendo así el título de ciudad. En los primeros años del siglo XVII sufrió una gran despoblación con la expulsión de los moriscos, a raíz de la sublevación de Aben Humeya, siendo repoblado más tarde con castellanos, gallegos y leoneses, pasando a pertenecer al Señorío del conde de Cifuentes. A finales del siglo XIX y principios del XX, también fue muy nombrada esta localidad, debido a un destacado político llamado Natalio Rivas, que fue varias veces ministro, además de hijo ilustre de la villa y diputado a Cortes.
La gastronomía de este municipio no escapa de las influencias de la cercana comarca de Alpujarra y, por supuesto, de la cocina marinera. Son muy conocidos el choto al ajillo, las ligas con pescado, los dulces moriscos, y la leche frita entre otros.
Albuñol posee una tradición vinícola muy importante, y en sus cerros y laderas se cultivan las vides de los vinos ´Costa´, de singular sabor y alta graduación. Son muy conocidos algunos de sus embutidos, como los chorizos y morcillas. Es de destacar la producción de sus aromáticas almendras, base de los dulces tradicionales de Albuñol tales como los almendrados de higos secos.
También se come muy buen pescado, que llega desde La Rábita. Se elaboran sabrosas sardinas ´espichadas´ secadas al aire y sol mediterráneo y que, según los entendidos, son muy cotizadas en la zona.