Vivir la noche del Albaicín cenando al fresco mientras disfrutamos del espíritu de la fiesta flamenca es algo muy nuestro.
En invierno el tablao se traslada al interior para recogerse al calor del duende y las palmas.
Vivir la noche del Albaicín cenando al fresco mientras disfrutamos del espíritu de la fiesta flamenca es algo muy nuestro.
En invierno el tablao se traslada al interior para recogerse al calor del duende y las palmas.