Este paraje natural es una estrecha franja de 12 Km. de largo, paralela a la linea de costa, limitada al norte por la carretera N-340 y que penetra una milla en el interior del mar.
Está formado por abruptos acantilados intercalados con playas y pequeñas calas de difícil acceso, mientras que en las laderas de la montaña cuelgan impresionantes terrazas cultivadas a grandes alturas.
Este enclave se extiende desde la torre de vigilancia costera de Maro hasta la Cala de Calaiza e incluye, además, una franja marina de gran valor ecológico. Realizando el sendero que se adentra en el Bosque del Cañuelo, se atraviesa por matorral mediterráneo y masas arbóreas de pino carrasco, junto con especies poco comunes como el buxus balearicas. Este arbusto tóxico soporta temperaturas extremas y puede llegar a vivir más de quinientos años.
Al sumergirse mar adentro desde playas como la de Cantarriján, se pueden disfrutar de grutas y fondos escarpados en los que habitan un gran número de especies vegetales, así como una rica variedad de fauna marina. Destacan las extensas praderas de Posidonia. A su abrigo conviven corales, esponjas y una amplia variedad de peces, algunos de vivos colores como el pez doncella o espectaculares como el pez luna.