En este templo destacan las impresionantes bóvedas decoradas con casetones y el elegante claustro ubicado junto a su galería principal. Para su construcción se utilizaron piedras de la puerta árabe de Elvira. Acoge los restos mortales del Gran Capitán.
Los Reyes Católicos lo fundaron en Santa Fe en 1492, y fue puesto bajo la advocación de Santa Catalina y trasladado a Granada de inmediato. Se inició su construcción en 1492, finalizándose en 1547 bajo la dirección de Diego de Siloé.
El Monasterio, que contaba con ricos ornamentos, fue saqueado por los franceses y posteriormente destinado a cuartel. Hace unos años fue restaurado gracias a la colaboración de la Universidad de Granada con la Orden Jerónima.
La iglesia, de planta de cruz latina, responde a los condicionantes de las iglesias de la orden jerónima, con coro elevado en los pies y altar tras una amplia escalinata. Es destacable el retablo manierista de la capilla mayor, que supone el punto de partida de la escultura andaluza con entidad propia, y en donde es capital la intervención del maestro Pablo de Rojas.
La rica decoración renacentista que presenta, con casetones, veneras y grupos escultóricos, es un canto de cisne del humanismo en España. El programa iconográfico fue pensado con el fin de resaltar las grandezas militares y la heroicidad del Gran Capitán, que se halla enterrado en el crucero junto a su esposa, Doña María de Manrique.
El monasterio cuenta con dos claustros ajardinados, siendo el primero de ellos el que concentra la más genuina decoración del Renacimiento. Siete arcosolios a modo de capillas, de trazas clásicas, decoradas con todo el repertorio formal de este estilo, configuran un espacio fúnebre para cuando los restos de don Gonzalo llegaron al monasterio.
En el segundo claustro, hoy clausura de la comunidad de monjas jerónimas que lo habitan, residió la emperatriz Isabel de Portugal en su viaje de bodas, tras la celebración de su matrimonio con el emperador Carlos I.