Este monasterio comenzó a edificarse en 1506 y en su construcción se fusionan los estilos gótico, renacentista y barroco. Su templo, sancta sanctorum y sacristía marcan el auge del barroco andaluz y español.
Declarado Bien de Interés Cultural, alberga una valiosa colección de pinturas del cartujo Sánchez Cotán, así como obras de Bocanegra y Carducho.
La iglesia fue terminada a principios del siglo XVII por el cantero Cristóbal de Vílchez y presenta una sola nave. Su fachada, de mármol gris con dos grandes columnas jónicas, fue realizada en 1794 por Joaquín Hermoso. Destaca la puerta que divide los coros, realizada por José Manuel Vázquez, con incrustaciones de marfil, carey, plata, ébano y palosanto.
El sancta sanctorum se encuentra detrás del altar mayor y se accede a él por una bella puerta de cristales de Venecia. El antiguo sagrario que albergaba era de plata y fue arrebatado por las tropas napoleónicas. El actual, tallado en ricas maderas, data de 1816. Los cuadros, que narran episodios del Antiguo Testamento son de Palomino, que, con ayuda de Risueño, pintó también la cúpula en 1722.
La sacristía, considerada como una de las obras cumbres del barroco final español, presenta una planta rectangular rematada por una bóveda de cañón. El zócalo es de mármoles de Lanjarón y las cajoneras son obra del cartujo J. Manuel Vázquez, quién empleó 34 años en finalizarlas.
La Cartuja estuvo habitada hasta 1836, cuando con la desamortización de Mendizábal les fueron arrebatados los terrenos y bienes a los monjes.
Cómo llegar: Bus 8