La Iglesia de la Encarnación constituye una espléndida muestra de la arquitectura de transición del gótico al renacimiento, que predomina en los templos levantados después de la conquista en la zona de los Montes. Proyectada por Diego de Siloé con la intervención de su discípulo Juan de Maeda y otros maestros, se construyó básicamente entre 1542 y 1573, empleándose piedra ’almendrilla‘, de tono tostado, extraída de los pagos cercanos.
Es un edificio de rotunda volumetría, una sencilla y monumental estructura de proporciones renacentistas, con un sólido campanario y elegantes portadas con esculturas clasicistas de Diego de Pesquera. El interior presenta una nave de notable amplitud con bóvedas de crucería, pilastras adosadas y capillas laterales, por donde se distribuyen dos meritorios retablos barrocos, pinturas –como la ‘Virgen con el Niño’, cercana al estilo de Alonso Cano–, imágenes y piezas de orfebrería, así como enseres y reliquias del culto a San Rogelio, patrón de la villa.