El convento de Santo Domingo fue mandado fundar por los Reyes Católicos. Está constituida por una sola nave, casi rectangular, con coro sobre la puerta de entrada. Lo más sobresaliente son las cubiertas mudéjares de la nave central al igual que las del presbiteño. Es quizás la obra de artesonado mudejar más acabada y perfecta de las existentes en las iglesias de Guadix, con profusa policromía.