La tradición de “Los recaícos” tiene lugar en la procesión del Viernes Santo, que sale alrededor de las 11 de la mañana de la Iglesia de la Encarnación. En ella, la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno “susurra” algo al oído de San Juan, que a su vez transmite a la Virgen de los Dolores el mensaje.