RUBÉN OLMO
Con la colaboración especial de la ESCUELA DE FLAMENCO Y DANZA DE LUCÍA GUARNIDO
“Curiosamente, cada 19 de enero, desde mediados del siglo pasado, el sepulcro de Edgar Allan Poe amanece engalanado con tres rosas y una botella medio vacía de coñac, colocadas por un sujeto anónimo bautizado como ‘Poe Toaster’ (el que brinda por Poe). Quiero dedicar esta obra a todos los locos, cuerdos o no, que beben la vida a trago largo y pongo al servicio de la locura mi cuerpo, mi mente, mi alma, mi danza…”