Hubo una primavera en el flamenco en la que se esbozaron las fronteras de lo puro y lo impuro, del flamenco y de lo folclórico, de la profesión y el faranduleo. A esa primavera, que se fraguó a golpe de madrugadas en los cafés cantantes, queremos remontarnos, para volver a experimentar esa ausencia de fronteras en la que lo jondo se codea con la pura picardía. Repertorio: Guajira, tientos, tangos, bulerías, farruca, alegrías, sevillanas flamencas, fandangos de Huelva, tanguillos, soleá, verdiales, serrana y vidalita